Si quedaban dudas de quien debió de haber ganado las anteriores tres peleas, la mano derecha de Juan Manuel Márquez pulverizó ese escepticismo y en cinco rounds ganó por nocaut a Manny Pacquiao para poner punto final a una de las sagas más espectaculares en la historia del boxeo.
Márquez y Pacquiao vivieron cuatro rounds de alarido, no había nada que estudiar, los golpes aparecieron pronto en el primer round y Manny Pacquiao fue quien sacó la mejor parte en los dos primeros rounds conectando con mucha velocidad y precisión a Juan Manuel Márquez.
Pero entonces apareció el tercer asalto y con él, la pólvora del ‘Dinamita’ que mandó a la lona sin escalas al tagalo que ni siquiera se dio cuenta cuando su rostro acusó recibo del impacto y vio al referí desde la lona. A partir de ahí Manny nunca fue el mismo a pesar de que en el cuarto rollo también logró mandar a la lona a Juan Manuel.
El intercambio de golpes solo podía presagiar algo y era el fin del combate por la vía del cloroformo. Juan Manuel Márquez salió herido de la cara, con las huellas de los 41 rounds peleados ante su rival más complicado pero ni eso evitó que su explosiva mano derecha volviera a encontrar a Pacquiao.
La pegada fue espectacular, de abajo hacia arriba, con toda la potencia y frustración de los robos en las peleas pasadas. Manny ni siquiera supo que le pegó, se fue directamente a la lona totalmente noqueado, incluso con algo de terror en el rostro de los aficionados filipinos que no daban crédito de que su campeón ya no se movía. Al final, Pacquiao volvió en sí, pero ya para ver como Márquez festejaba su triunfo, ese que nadie, ni las tarjetas y mucho menos los puños de Manny le iban a robar.
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